Inadaptado
La lluvia golpea con rabia la placa de plástico que cogió de la basura. Junto con cartones y unas cajas de vino que ha ido vaciando, ha construido un cochambroso cobertizo en la esquina de aquella sucia calle abandonada.
— Yo nunca he mentido, le rompí la cara y así se lo dije a la policía, ¿no?
El frío cada vez es mayor, y el agua ha mojado los cartones donde está sentado. Balanceándose, discutía consigo mismo.
— Maldito gordo prepotente, 20 años trabajando para él. Tenía que haberle pegado más fuerte. Maldito bastardo. Yo siempre fui sincero y hacía lo que me mandaba.
Un fuerte viento lanzó violentamente por los aires la placa de plástico que hacía de techo.
— Todos estos años de lealtad y para qué, ¡para qué!
El granizo golpea su cara arañando su tersa y dañada piel. No siente sus empapados dedos, y aunque un profundo odio calienta su espíritu, tirita de frío y sigue balbuceando.
— su casa, su casa… encontré su casa, jajaja, eso sí. Se creía seguro en aquella maldita granja en medio de la nada. Esa blanca nieve lo rodeaba todo, pero no me impidió asustar a esos asquerosos renos. Jajaja la chimenea de su casa era ideal, ideal para darle fuego a todo. ¡Cómo ardían esas cortinas de color rojo! y él apareció, y le golpee con todas mis ganas, sí, jajaja.
Pero todo quedó grabado. Lo echaron y fue condenado a pagar una multa de 200.000€.
— El ayudante pijo ese me grabó, maldito traidor, ¡a él sí que le regalaron el Iphone!.
— Nos decía que todos éramos iguales, que había que ser bondadoso, ayudar, ser positivo, portarse bien y no enfadarse… pero él solo quería sacar la mercancía cuanto antes, política de empresa me dijo un día con una altiva y sinuosa carcajada que salía de su barbuda cara rechoncha.
— ¡¡A mi casa nunca vinieron pues!! Jajaja, ¡ahora tampoco me encontraran! Jaja.
Aquel año Amazon cambió a nivel mundial todas las políticas de diversidad e inclusión de la empresa.
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